domingo, 6 de mayo de 2012

JUGANDO A LA CASITA!! (HOY LEVANTAR EL TIRADERO DUELE MÁS…).


Este post lo escribí hace ya bastante tiempo, como éste, hay muchos que he escrito a lo largo de mi vida, de ellos, varios se han quedado guardados por el miedo a que en algún momento sean mentiras; entendido tengo que son mis verdades, mis pensamientos incómodos y que muchas de mis palabras escritas guardan las emociones que no sé expresar; siendo así, dejó mis letras como las sentí hace algunos años, aunque lo que escribí que aprendí, es la fecha en que lo voy entendiendo… 


JUGANDO A LA CASITA!! (HOY LEVANTAR EL TIRADERO DUELE MÁS…).

“Quien con niños se acuesta, mojado amanece”.
Refrán popular.

Hace ya muchos años, cuando la escuela y mi aseo personal eran las únicas preocupaciones que tenía, mi imaginación volaba con la libertad que da la inocencia, después se perdió.
Para jugar a los vaqueros, no necesitaba más que dos dedos de mi mano para ser la pistola más rápida del oeste y con un simple "bang" era capaz de eliminar al más despiadado de mis oponentes.
En ese tiempo, como casi todos los niños de esa edad, tenía una caja en la cual solía guardar la mayoría de mis juguetes, o por lo menos los de batalla, con los que más me divertía y que siempre estaban a la mano.
Recuerdo que jugar implicaba voltear la caja y del cerro que se hacía ir tomando uno a uno los juguetes que con mucha imaginación serían la herramienta de la diversión.
Compartía juguetes, alegría y diversión con mis amigos, primos, vecinos y cualquier adulto que estuviera dispuesto a imaginar el mismo escenario que yo y en el cual se desarrollaba el tema de juego.
Poco se necesitaba para jugar, muñecos, plantas, agua y mucha imaginación, todo lo que quedaba olvidado y tirado cuando a grito pelado mi compañer@ de juegos era llamad@ a comer; alguien tenía que levantar.
Hoy soy un adulto, según yo y mis ideas me dedico a vivir, resulta que un buen día conocí a una personita, con la que compartí bastantes momentos agradables, que explotó en mucho mi imaginación.
Una encantadora compañía con la cual creí poder compartir las emociones de la vida, que trajo el entusiasmo del día a día, el convencimiento para cambiar un gris por un rosa y un silencio por una sonrisa.
Se podría decir que volví a vivir ilusionado, como cuando era niño, sólo que ahora dejé de jugar y empecé a vivir en la casita, aunque al final para ella fue al revés, dejó de vivir y empezó a jugar.
Hoy ya no es así, llegó el sabio consejo, las reglas de sociedad, el hacer lo que los demás quieren y también la tristeza e infelicidad; la tomaron de la mano y arrastrando se la llevaron.
Y entonces aprendí, que el que con niñ@s juega y saca todos sus juguetes, al final se queda sólo, levantando su desmadrito.
Me quede sólo, con una sonrisa por el recuerdo de haber jugado bonito, la satisfacción de haberlo vivido, por haberla conocido como no es para los demás y con el tiradero que pronto tendré que levantar…


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